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LA VIDA EN EL SALVAJE OESTE AMERICANO

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En el mundo del cine de Hollywood, el Viejo Oeste era un páramo sin ley lleno de cowboys de gatillo fácil e indios sedientos de sangre, pero ¿cómo era realmente la vida en la Frontera americana?

La leyenda del Viejo Oeste no es una historia sobre forajidos con revólveres y tribus de nativos americanos atacando asentamientos aislados. Es la historia de la lucha de un país indómito por convertirse en una nación unida; de cómo un grupo de personas intentó dominar una frontera salvaje mientras otro se negaba a aceptar la marea imparable del progreso. Es la historia de la transformación del Nuevo Mundo en un motor global.

Es un relato fascinante, pero tan empapado de romanticismo y ficción popular que la verdad se ha perdido en juegos de infancia y spaghetti westerns. El Viejo Oeste no era un breve destello en la cronología de América, sino un crisol de violencia, pobreza, oportunidad y expansión que duró un siglo. Estaba lleno de personajes sorprendentes como el forajido-agente del orden Wild Bill Hickok y el líder sioux Caballo Loco, junto a eventos decisivos como las sangrientas Guerras indias: historias que alimentaron la imaginación de las generaciones futuras.

También fue una época gris en la que un pequeño contingente de inmigrantes intentó domar un país que había más que duplicado su tamaño en pocos años. Todo empezó en 1803 cuando el tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson, llegó a un acuerdo con la República francesa para adquirir 2,1 millones de km2 de terreno propiedad de los franceses conocido como Luisiana por 80 millones de francos. Napoleón Bonaparte se reunió con Jefferson el 1 de abril de ese año para firmar el acuerdo y en diciembre el territorio estaba listo para ser explorado. En cuestión de 12 meses, Estados Unidos se había ampliado en un 140%. Y de esa manera, nació la Frontera americana.

EL FERROCARRIL

Así la industria impulsó al primer ferrocarril transcontinental que logró domar el terreno.

El Pacific Railroad empezó siendo sólo una idea en la cabeza del hombre de negocios estadounidense Dr. Hartwell Carver. En 1832, Carver publicó un artículo en el New York Courier And Enquirer que detallaba su ambicioso plan: unir las costas este y oeste de Estados Unidos por medio de una serie de ferrocarriles interconectados. El coste del plan era tan elevado que la mayoría de los inversores rehusaron la idea, pero Carver no se amilanó. En 1847 presentó sus planes en un documento titulado ‘Propuesta para construir un ferrocarril desde el lago Michigan hasta el océano Pacífico’ al Congreso con la esperanza de conseguir financiación del gobierno. En colaboración con el entusiasta ingeniero civil Theodore Judah, el diseño del primer ferrocarril transcontinental de Estados Unidos se estaba haciendo realidad.

Las ruedas tardarían otros seis años en empezar a girar, pero la Cámara de Representantes al final solicitó el Estudio del Pacific Railroad (un programa de tres años dirigido a determinar la mejor ruta que debería seguir un nuevo ferrocarril) que exigió cartografiar más de un millón de km2. El  congreso aprobó las Pacific Railroad Acts de 1862 y 1864. Esas leyes fueron claves para el futuro, ya que garantizaban que a las compañías ferroviarias se les otorgasen bonos del estado y concesiones de tierras para que el ferrocarril pudiese progresar a un ritmo eficaz a través de la Frontera.

Además de los problemas propios de la construcción, atravesar las tierras de los nativos americanos fue un gran desafío. Alguna tribu, como los pawnees no pusieron problemas, pero otras actuaron más a la defensiva. Los siouxs, por ejemplo, atacaban a los asentamientos móviles del ‘Infierno sobre ruedas’ que se desplazaban con el ferrocarril a medida que se iba construyendo. Cuando se terminó y se colocó el ‘último clavo’ en las vías en Utah el 10 de mayo de 1869, la ruta tenía 3.069 km de longitud.

En 1862, la ley Pacific Railroad Act original encargó a dos compañías – la Union Pacific Railroad y la Central Pacific – construir la línea lo antes posible. Las compañías empezarían a casi 3.200 km de distancia y competirían a través del país hasta juntarse en algún punto intermedio. Se produjo una intensa carrera de siete años ya que el Congreso otorgaba 6.400 acres (2.590 hectáreas) de terreno (duplicadas por la ley corregida de 1864) y 48.000 $ por cada 1,6 km de vía construida.

Hasta 1865 y el final de la Guerra Civil ambas compañías no pudieron colocar vías a suficiente ritmo. Cuando los dos ferrocarriles se unieron en Promontory Point, Utah en 1869, la Union Pacific había cubierto casi el doble de distancia que su rival.

Creada por los comerciantes de pieles, la Ruta de Oregón fue clave en la historia estadounidense.

Antes del primer ferrocarril transcontinental, la Ruta de Oregón era el camino más directo desde Misuri en el borde de la Frontera hasta Oregón en la costa oeste de Norteamérica. Esta ruta de 3.500 km de longitud pasaba por seis estados y tardó 30 años en cartografiarse. Durante años sólo se pudo realizar a pie o a caballo, pero a partir de 1836 la pudieron atravesar carros de ruedas anchas, lo que tuvo un gran impacto en el asentamiento de familias, rancheros, granjeros y hombres de negocios.

En la Gran Migración de 1843, más de 1.000 misioneros pasaron por la ruta. Cerca de 60.000 mormones también siguieron la ruta hacia el oeste desde Misuri hasta Utah en un éxodo que les permitió tener una gran influencia en la Frontera que duraría hasta el final del siglo.

En enero de 1848, la Fiebre del Oro llegó con fuerza al país y la Ruta de Oregón se convirtió en una autopista para los ciudadanos de la costa este que se dirigían a los campos de oro. Aunque por el camino iban carromatos dispersos, la mayoría formaban ‘caravanas de carromatos’ para buscar la seguridad del grupo. Al contrario de lo que nos han hecho creer, los ataques indios eran infrecuentes. Los nativos solían contactar con los viajeros, pero la mayoría prestaban ayuda o comerciaban. Se estima que unas 20.000 personas murieron en la Ruta de Oregón, pero la gran mayoría de esas muertes fue por enfermedad y no por violencia. El cólera de 1849 mató a miles de viajeros.

INDIOS Y COWBOYS

¿Cómo eran realmente los nativos americanos? ¿Entraron en contacto con los cowboys tanto como pensamos?

Como no es de extrañar, a muchas de las tribus indias que poblaron las tierras de la Frontera no les sentaron nada bien las incursiones de los colonos blancos en sus territorios. Durante el siglo XIX, la relación entre las naciones indias y los colonos americanos en rápida expansión se deterioró con cada década que pasaba.

La construcción del primer ferrocarril transcontinental en la década de 1860 fue uno de los principales catalizadores, ya que miles de colonos viajaron para empezar una nueva vida en las llanuras del Nuevo Mundo. Se produjeron enfrentamientos violentos con las tribus más agresivas y los conflictos, colectivamente llamados Guerras indias, duraron desde los comienzos de los asentamientos hasta la última parte del siglo XIX.

La mayoría de los conflictos importantes entre las tribus más hostiles, como los sioux, no fue contra los cowboys, si no contra el ejército de la Unión que quería erradicar las incursiones que formaban parte de muchas culturas indias. Los cowboys y los ganaderos que conducían grandes rebaños desde los ranchos hasta ciudades como Dodge City entraban en contacto con las tribus indias sólo durante los pastoreos más largos. La Ley de Traslado Forzoso de los Indios de 1830 trasladó a las naciones indias a reservas designadas para satisfacer la necesidad creciente de nuevos desarrollos urbanos.

SHERIFFS Y FORAJIDOS

La leyenda pinta al Salvaje Oeste como un lugar sin ley, pero la realidad era mucho más civilizada.

Hollywood nos ha hecho creer que la Frontera era un lugar infernal lleno de asesinatos. La realidad no podría haber sido más distinta. Las armas eran necesarias en zonas no habitadas, ya que la gente tenía derecho a defender sus vidas y posesiones de bandidos, indios hostiles y fauna local, pero en las ciudades y otros entornos urbanos las leyes sobre las armas eran más estrictas en Estados Unidos en el siglo XIX que ahora.

La mayoría de las ciudades prohibían llevar armas de fuego dentro de sus límites. Sólo los agentes de la ley podían llevar armas por la calle y muchos no dudaban en convencer de su autoridad con el cañón de un fusil.

Algunas ciudades, como Dodge City, tenían dos zonas muy diferentes. Una tenía sus propios agentes de la ley que mantenían la paz, ya que los bares y los prostíbulos no toleraban los disturbios. Pero en la zona conflictiva las cosas eran muy diferentes y hasta las chicas de los burdeles iban armadas.

Mantener la ley en la Frontera no era sencillo, pero quienes tenían algo que perder se lo tomaban muy en serio. En los asentamientos y ciudades que surgían de la nada, sheriffs nombrados por el gobierno o ‘justicieros’ privados mantenían la seguridad. Pero cuando el ferrocarril empezó a llegar a las poblaciones más aisladas a partir de 1870, los mercenarios privados fueron sustituidos por sheriffs oficiales.

Sin embargo, los justicieros privados se seguían usando para garantizar el orden en los vagones de tren o en las comunidades mineras de la Frontera. De hecho, los sucesos más importantes eran enfrentamientos entre tribus indias hostiles y el ejército.

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MITOS DEL OESTE

El cowboy americano - ¿Crees que los cowboys son un invento estadounidense? En realidad los ‘vaqueros’ mexicanos fueron quienes les enseñaron a los americanos todo lo que sabían.

Trabajar en un banco era peligroso - Por supuesto que en el Oeste había atracos, pero no eran nada frecuentes. De hecho, entre 1870 y 1900 en el Oeste sólo se robaron 12 bancos.

Mandaba la violencia - Es cierto que había muertes por duelos y disputas, pero era más probable morir por una enfermedad que por el cañón de un arma.

Enfrentamientos con los indios - Las tribus indias no atacaban constantemente a los nuevos colonos. Era más probable que los viajeros murieran por una enfermedad que por un ataque indio.

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Union Pacific Railroad Company.

Presidente: Dr Thomas Clark Durant

Su plan: Colocar vías desde el terminal en la orilla este del río Misuri hasta Promontory Summit en territorio de Utah.

¿Tuvieron éxito?: Sí, la Union Pacific logró construir 1.746 km de vías en casi tres años, colocando más que las otras dos compañías juntas.

Central Pacific Railroad Company

Presidente: Leland Stanford

Su plan: Colocar vías hacia el este desde Sacramento hasta Promontory Summit, Utah.

¿Tuvieron éxito?: Sí, logró construir 1.110 km de vías antes de conectar con la parte del ferrocarril de la Union Pacific.

Western Pacific Railroad Company

Presidente: Timothy Dame

Su plan: Colocar vías entre Oakland y Sacramento, para conectar con la Costa Oeste.

¿Tuvieron éxito?: Sí, la Western Pacific logró construir 212 km de vías que ampliaron el Central Pacific Railroad.

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PROFESIONES CON FUTURO EN EL OESTE

Mientras los colonos intentaban domar la salvaje Frontera americana, por toda la nación aparecieron negocios florecientes.

COMERCIANTE DE PIELES

Habilidades necesarias - Un excelente sentido de la orientación, experiencia con la cartografía, destreza con el cuchillo para desollar.

Principales dificultades - Tenían que enfrentarse a duras condiciones meteorológicas, ataques de animales e indios.

BARMAN

Habilidades necesarias - Tener buen trato con la gente, experiencia en servir bebidas, algo de idea de cómo disparar un fusil por si era necesario.

Principales dificultades - Peleas de borrachos entre clientes. Cuando las usaban, las armas eran muy imprecisas.

COWBOY

Habilidades necesarias - Mucha experiencia montando a caballo, sentido de la orientación, la habilidad de marcar y capacidad para atar ganado en movimiento.

Principales dificultades -  Un pequeño grupo de cowboys (unos 12) se podía ocupar de hasta 3.000 reses en un único recorrido. Los ladrones de ganado también eran un problema.

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TRIBUS

APACHE

Ubicación: Arizona, Nuevo México, Texas, Colorado y Oklahoma

Mayores rivales: colonos mexicanos, colonos americanos y comanches

Pintados por la ficción popular como salvajes sanguinarios, los apaches no eran más que una tribu con una interpretación propia de la guerra. Los grupos de saqueadores apache no eran bandidos: los guerreros apache creían que la guerra abierta era deshonrosa porque ponía en peligro a vidas inocentes.

PAWNEE

Ubicación: Oklahoma

Mayores rivales: osages y sioux

Los pawnees pasaron la última parte del siglo XVIII en coexistencia pacífica con los colonos franceses. Cuando estos se retiraron tras la venta de Luisiana, los pawnees tuvieron poco contacto con los colonos americanos lo que les mantuvo un tiempo a salvo de las enfermedades infecciosas; hacia 1859, su población se redujo a poco más de 3.000 individuos.

SIOUX

Ubicación: regiones del norte de Estados Unidos y del sur de Canadá

Mayores rivales: pawnees y cheyennes

El pueblo sioux fue una de las tribus más poderosas de las Grandes Llanuras, formado por un total de siete subtribus, fueron granjeros y cazadores, pero dependían de las manadas de búfalos. Como los colonos americanos los cazaron hasta que se extinguieron, los sioux se vieron forzados a recluirse en reservas.

Texto publicado en "Vive La Historia", España, n.14, marzo 2015, pp. 72-79. Adaptación y ilustración para publicación en ese sitio por Leopoldo Costa.

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